Nuestros santos protectores

Nuestros santos protectores

sábado, 11 de julio de 2015

Mi muy querida Fátima

P1060005 Esa Pascua significa tu partida definitiva de este mundo en el que has vivido 82 fecundos años.
Y como intuyo que me va a costar bastante tiempo asumir esta realidad, me dispongo a volcarte los muchos sentimientos que fluyen con fuerza en mi corazón. Necesito expresarlos como una forma también de agradecer tu vida.
Tengo la sensación de que me vas a leer en cualquier lugar que estés, canto agradecida al Dios de la Vida.
Una Hija de Jesús enamorada del Señor y su Eucaristía; entusiasmada con su vocación que contagiabas a raudales.
Tenías algunas “debilidades” en el corazón hacia las cuales te inclinabas y contagiabas: los pobres, como espacio eclesial donde ejercías la profecía, el anuncio de buena noticia sobre todo para los seres más desfavorecidos de la vida concreta; no conocías fronteras, ni distinguías, razas, colores y culturas.
Siempre admire tu amor a la Congregación, por quien tanto has luchado y sufrido porque la has amado mucho y a la que has dedicado muchos años con total entrega a las hermanas, al apostolado de los enfermos, la oración por la formación por nuestras familia.
Ahora ya descansas junto al Dios, Padre y Madre, tu amor central; has recibido su abrazo al llegar de tu último viaje, uno entre tantos, el definitivo, el que no tiene retorno, también me hago la imagen que estaba María la madre a quien siempre amaste allí junto a tu Amado para recibirte. Yo me siento triste y apenada porque no recibiré más tus saludos, más mensajes, m de tu parte, pero al mismo tiempo experimento una paz consoladora que viene seguro de tu intercesión
¡Gracias, Fátima, infinitas gracias por tu vida Apasionada,Eucarística, Mariana, volcada a los demás y por tu amistad!. Hna. Leo
COMO UN RÍO(Por el Río das Mortes)
Como un río que me invade mansamente.
Que penetro, deslumbrado. Como un río
que me arrastra, poderoso, en su corriente
mientras abro, libremente, el curso es mío.
Como un río que respeta mis orillas.
Con el cielo todo entero en su regazo.
Que yo sigo, por las noches, de rodillas
y circundo, bajo el sol, con un abrazo.
Como un río que me acuna, que me sacia.
Que yo invento con las aguas de Su gracia.
Como un río ya llegado y por llegar.
Donde muere el día y nace el día nuevo.
Como un río que me lleva y que yo llevo.
Como un río que se sabe río y mar.