“Fue el Espíritu Santo y las oraciones de los católicos del mundo entero” quienes consagraron al Papa Francisco, dijo el Cardenal Sean O’Malley a su paso por la diócesis de Avellaneda Lanús, en camino a la Jornada Mundial de la Juventud 2013. “Estamos muy contentos porque el Señor nos ha enviado un pastor de gran corazón para los pobres y la evangelización; su ministerio será una bendición muy grande para la Iglesia” agregó el arzobispo de Boston.
El Purpurado presidió la Misa de Envío, concelebrada por el obispo diocesano Mons. Rubén Frassia y de la que participaron varios sacerdotes, diáconos, diáconos permanentes, seminaristas y los casi doscientos jóvenes que representarán a la diócesis en el encuentro mundial, todos unidos a la comunidad que acudió a despedirlos.
En su homilía, Mons. Sean agradeció “al pueblo argentino por el gran regalo que han dado a la Iglesia Católica en nuestro Santo Padre” y se refirió a la hospitalidad como uno de los aspectos importantes de ser discípulos ya que “practicar la hospitalidad es crear un espacio en nuestras vidas para los demás (…) es parte de la evangelización, parte de esa gran misión que hemos recibido (…) que la cumpliremos sólo practicando esa hospitalidad en nuestras parroquias o comunidades”
Sostuvo además que “la Iglesia no tiene que ser una muchedumbre, tiene que ser una comunidad porque una comunidad acerca la gente a Jesús, abre caminos, hace que las personas se sientan hermanadas, en familia, así esa hospitalidad es nuestra misión y una forma de evangelizar muy importante (…) debemos hacer de nuestras parroquias una Betania que reciba al extraño como a Cristo.”
A su vez, Mons. Rubén Frassia, obispo de Avellaneda Lanús, dijo en su mensaje de envío: “queridos jóvenes, ustedes van a Brasil a encontrarse sobre todo con Jesucristo y también van a ver al Vicario de Cristo, al Santo Padre Francisco, llévenle el saludo de toda nuestra patria Argentina” y les deseó días de gracia, de encuentro, alegría y también de cansancio, “porque cansarse por el Señor vale la pena.”
Los casi dos centenares de jóvenes próximos a viajar, escucharon al pastor que los exhortó: “cuando regresen a sus comunidades, tengan la fuerza y el entusiasmo de ser sal de la tierra y luz del mundo; la Iglesia necesita de ustedes; el mundo necesita del testimonio vivo, comprometido, solidario, fiel, íntegro y puro, de ustedes.”
Finalmente, el Cardenal Sean O’Malley deseó a toda la juventud argentina “que la Jornada sea un momento de inspiración, de renovación espiritual.