Nuestros santos protectores

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viernes, 21 de junio de 2013

Orientaciones para la misión de la UISG 2013-2016

                                                                                      “Así es como debe ser entre ustedes”

Como religiosas llamadas al servicio de la autoridad queremos:

Vivir como Jesús de Nazaret, el Siervo sufriente (Is 42), que lavó los pies de sus discípulos, enseñándonos así el verdadero significado del servicio de la autoridad como un servicio a los/as otros/as, y que nos dio ejemplo de un amor que se da hasta las últimas consecuencias.

Estar al servicio de la vida, lo que exige escuchar con el corazón la realidad en nosotras mismas, en la Congregación, en el mundo y en toda la creación. Y vivir esto en comunión con la Iglesia, atentas a la historia y en espíritu de discernimiento constante.

Penetrar las Escrituras para entender el verdadero servicio de la autoridad, promoviendo una vida de oración y contemplación profunda, para servir a los/as otros/as con las actitudes evangélicas de compasión, ternura, humildad, generosidad incondicional, paciencia esperanzada y entrega total.

Confesar que Dios es la única y definitiva autoridad, y por ello mantener la “silla vacía” en nuestras vidas, como signo del espacio que pertenece sólo a Él. Reconocer y aceptar la fuerza de nuestra debilidad personal, de nuestra fragilidad y vulnerabilidad, así como la necesidad de propiciar “comunidades adultas” .

Establecer relaciones interpersonales de calidad que conducen a la comunión, fundada en el amor de la Trinidad, a través del respeto mutuo, la participación y el diálogo. Y compartir el servicio de la autoridad con otras/os por medio de la consulta, colaboración y solidaridad, lo que favorece el fortalecimiento de la “seguridad interior”.

Ser “buscadoras del bien” en personas y acontecimientos, de modo que podamos descubrir siempre signos de esperanza, por muy pequeños que sean, con el fin de impulsarlos, nutrirlos y celebrarlos.

Ejercer este servicio como un camino libre de abuso de poder, pero abierto al poder que enciende y hace arder energía al servicio del Evangelio: “el poder del estímulo, de la influencia, de la hospitalidad, y de la resiliencia” .

Proceder como “compañeras en el Espíritu” [“graced companions”] , líderes transformadoras que comparten visión, prenden fuego nuevo, abren horizontes, ofrecen desafíos y están dispuestas a arriesgarse valerosamente como las fundadoras/fundadores de nuestras Congregaciones, actualizando así el Carisma en este tiempo de nuevos comienzos .

Optar con pasión por la “autoridad de los/as que sufren” , con una “mística de ojos abiertos” , escuchando su dolor, acompañándolos/as en sus sueños y creando con ellos/as espacios en los que la vida pueda florecer con alegría para todos y todas.

Vivir nuestra generatividad de manera que posibilite vida y dirección nuevas, desarrolle las cualidades personales para la misión, responda al desafío de la interculturalidad y prepare futuras líderes.

Crear espacios para la solidaridad global y el trabajo en red con mujeres y hombres, religiosos/as y laicos/as, promoviendo la participación equitativa, para unir voces a favor de la justicia y de los/as que sufren.

Seguir el ejemplo de María, la mujer valiente en la fe, que supo dar vida, nutrirla en todas las situaciones y, dejarla ir en el momento preciso, aceptando así que el sueño de Dios se realizara en nuestro tiempo.

Fuente: Vidimus Dominum