Nuestros santos protectores

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domingo, 31 de enero de 2010

Testimonios IV

Mi querida hermanita:
Paz y bien en el Señor que tanto nos ama!!! No quería dejar pasar la oportunidad de hacerte llegar todo mi afecto respecto a la Pascua de la Hna Pilar. Quiero compartirte los sentimientos que hay dentro del corazón... Todo comenzó hace 3 años cuando nos invitaron a Silvana y a mi para acompañar litúrgicamente el capítulo electivo de la O.F.S. en San Antonio de Arredondo. Recuerdo que por mi historia personal, no tenía muchas ganas de encontrarme con religiosas ya que siempre nos preguntaban de qué congregación éramos... (a veces no hay ganas de explicarle a todo el mundo las heridas personales) así que acompañaba con mi guitarra, las canciones, las oraciones... pero huía de cuanto monjita se me cruzara por el camino. Así fue que inevitablemente uno de los almuerzos me tocó sentarme al lado de Pili y Silvana que estaba enfrente en la mesa, al lado de Ofelia... yo me mostraba amable pero sonreía sin decir palabras, e intentaba no entrar en diálogo. Entre tanta monjita, cura, frailes y laicos, la situación me daba un sabor a nostalgia, así que ni bien podía salía fuera del salón de reunión a fumar, porque mi ansiedad me tenía como loca. Casi todas las veces que estaba en la puerta fumando (con verguenza de mi vicio entre tanta gente tan comprometida) salía una hermanita, delgada y alta con su hábito blanco al igual que su cabello... siempre yo estaba a la espera de una reacción que hubiera sido normal: que la monjita me diga "no fumes" o que me pregunte algo... y todas las veces me pasaba igual, Pilar cruzaba a mi lado, simplemente con un amable buenas tardes y una sonrisa plena... y yo me sentía como el leproso hediondo que cruzándose con Francisco, en lugar de sentirse rechazado, se sorprendió abrazado y amado, sin preguntas, más allá de sus vicios y pecados... era entonces cuando podía levantar la cabeza, la mirada, y el corazón, y sentirme perdonada y amada por Dios... era simplemente un saludo, pero para mi era redentor. Sabés Vero? nunca pregunté quién era esa hermanita, y así me fui del capítulo. Al año siguiente, en el curso de verano, me encontré con Ofelia y comenzó una linda amistad (yo siempre con mis miedos a todo lo que vista hábito y velo) y así, sin presiones, Ofelia me invitó a su casa en Madero... había sido tan amable y comprensiva, tan cuidadosa de mis heridas, que fui, y creo que el Señor mismo me estaba esperando en esa fraternidad. Conocí ahí a Cristina, a Pilar y compartimos las 4, charlas, mates, oraciones, canciones, la vida... recién ahí me di cuenta, que la hermanita que me sonreía en Córdoba era la Pili.  El Señor me regaló asomarme sin miedo otra vez, a la calidez de la vida fraterna. ir a madero se convirtió para mi, en "volver a lo esencial", "volver a la fuente", asomarme con asombro, incluso inocencia y bondad a las posibilidades que ofrece una pequeña fraternidad que con sencillez y pobreza vive el Evangelio... y una vez, no hace tanto (Pilar se tomó el tiempo) con mucho respeto y caridad, como quien no quiere, me dijo: "¿No pensaste alguna vez en intentar ingresar a otra congregación?" ... jugábamos con la Cadú... yo sonreí, creo que aliviada, porque su pregunta fue hecha con tanta delicadeza... en otra oportunidad, me sonrió, me cerró el ojo y me dijo, casi como en una confidencia "no tengas miedo, animate" ella y yo sabíamos muy bien a qué se refería... Pilar tenía esa capacidad de colarse en tu corazón, como los niños, con la misma ternura e inocencia.  Experimenté muchas veces su abrazo maternal, tan abarcador de mi pequeñez herida... cada vez que la miraba, sentía que había sido invitada por el Señor para ser testigo de su vida llena de Dios, de su vida consagrada, de su integridad evangélica que me alentaba y me alienta a seguir buscando, a creer que es posible, sí, que es posible "ser del Señor y vivir al servicio de los hermanos" en minoridad y fraternidad. Querida Vero: me quedo con esto último: "es posible"!!!! me lo dice a gritos su vida toda, incluso la minoridad a la hora de su partida (en un hospital público) qué ejemplo de pobreza evangélica... y se nos fue, silenciosamente, sin hacer ruido...tal cual fue su vida!!!! Como dice la canción de Eduardo Meana (que tuve la suerte de agregar al power, y que creo dibuja la vida vocacional toda de la Pili) "Mi barquito pequeño, cuya sóla hermosura,es su sola pobreza, ya se lanza a la Mar, tus corrientes lo llevan y lo guían tus estrellas" Y así se fue, danzando feliz, tras el Señor, y su vida toda es testimonio de su entrega. Te envío un abrazo gigantezco, aunque sé que es poquito, pero confiada en que todo mi cariño y oración las acompaña. Gracias Señor por la vida de la Hna Pilar, y por sus hermanas!!!!  Tu Hermana Liliana